En los últimos veinte años se ha dado una notable inversión de recursos para elevar la formación técnico-productiva en el Perú. Sin embargo, según un reciente estudio del Instituto Peruano de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Básica (Ipeba), la formación profesional (tanto la que se imparte en las universidades como en los institutos tecnológicos) todavía se encuentra muy lejana de los requerimientos de las empresas y la industria en general.
“El problema se agrava con la falta de interrelación entre la educación básica, la educación técnica y la superior en el Perú”, refirió Jaime Ávalos, representante de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y Cultura (OEI), durante la presentación del estudio. Agregó que, pese a los avances, la educación en el Perú carece de calidad, equidad y pertinencia.
Jorge Castro, miembro del directorio de Ipeba, enfatizó la necesidad de que los servicios de educación para el trabajo se articulen con los sectores productivos. “Si la calidad de la educación influye directamente en el empleo, es necesario ajustar la formación de los estudiantes con las requerimientos de los empleadores”, puntualizó.
El estudio, titulado “Dos décadas de formación profesional y certificación de competencias”, propone que las entidades públicas, los gremios empresariales y los sindicatos asuman distintos roles y responsabilidades para elevar el nivel de quienes están a punto de insertarse en la PEA.
¿QUÉ SE HA HECHO? Según el estudio de Ipeba, en la década de los 90 hubo un considerable incremento de la inversión privada en educación. Pero si bien la oferta de escuelas e institutos de formación profesional creció, la calidad educativa disminuyó.
En tanto en la década del 2000 se asumió la educación como un factor clave para elevar la competitividad del país. No obstante, las reformas educativas le dieron la espalda a las políticas de capacitación laboral.
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