El 11 de octubre es Día Internacional de la Niña. Esta fecha es aprovechada en el mundo para difundir las cifras que averguenzan a una sociedad del siglo XXI, que mira con indiferencia la vulneración de los derechos de las menores.
Según datos de la Unesco, en el mundo 35 millones de niñas en edad escolar no asisten al colegio. Otros 34 millones de adolescentes no tiene tienen la oportunidad de aprender habilidades básicas para conseguir un trabajo. No es casualidad que de los 126 millones de jóvenes analfabetos, el 61% sean chicas.
La pobreza es la principal causa para que las menores no acudan a la escuela. Sus padres no pueden pagar el costo de la educación y ellas deben trabajar para aportar al núcleo familiar.
También es determinante la cultura machista y patriarcal de aquellos adultos que prefieren educar a sus hijos menores. En países como Afganistán y Pakistán la ausencia de las menores en el colegio se debe al temor a los ataques de terroristas.
La educación, entre otros beneficios, es un defensa para que las niñas no sean obligadas a casarse. De acuerdo a la Unesco, más de 700 millones de mujeres que viven hoy en día se contrajeron matrimonio siendo menores de 18 años de edad.
Una formación de las niñas también servirá para que denuncien la violencia familiar y abuso sexual. La ONU Mujeres reveló que el 44% de las adolescentes en todo el mundo, entre 15 y 19 años, piensa que su pareja puede pegarle en determinada circunstancia.
La Organización Mundial de la Salud (ONU) advierte que una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia sexual. Además el 30% de chicas, entre 15 y 19 años, experimentó violencia de pareja.
Si una menor recibe educación, además de oponerse por los abusos antes mencionados, estará capacitada en el mundo laboral y tendrá un mejor salario. De esta manera, se rompe el circulo de la pobreza.
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