Casos como la ansiedad y la depresión pueden provocar dificultad en la ingesta de alimentos.
Según el psiquiatra James Greenblatt, los intestinos juegan un papel fundamental en la salud mental. En el caso de “Mary”, Greenblatt logró que los síntomas de un severo trastorno obsesivo compulsivo y ADHD cedieran en seis meses utilizando psicoterapia, medicación y probióticos, medicamentos que ayudan a balancear los microbios de nuestra flora estomacal.
“Los intestinos en realidad son tu segundo cerebro”, afirma Greenblatt, pues “existen más neuronas en el tracto digestivo que en cualquier otro lugar, además del cerebro.”
Desde hace años, los psiquiatras han encontrado una conexión entre el sistema digestivo y las enfermedades mentales: la ansiedad provoca diarrea y náusea, y la depresión dificulta la ingesta de alimentos. El cambio que Greenblatt y otros pioneros han propuesto es que el estómago no está subordinado al cerebro, sino que el cerebro reacciona a los intestinos.
En experimentos con ratones, bacterias probióticas han surtido efecto para reducir los niveles de ansiedad y hormonas del estrés, e incluso investigadores como John Bienestock han comparado el efecto de los probióticos a benzodiazepinas como el Valium o el Xanax.
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