Muchos trabajadores aceptan sobrecargarse de trabajo, una situación que produce cada año varias muertes en Japón por crisis cardíacas o suicidios.
Es uno de los países que destaca por su economía y cultura laboral sin embargo la élite de los trabajadores de traje y corbata ya no tendrá derecho a ser pagada por sus horas extra en Japón, una reforma que inquieta en un país donde la adicción al trabajo puede conducir hasta la muerte.
Esta adicción casi le cuesta la vida a Teruyuki Yamashita, quien agotado tras acumular viajes de negocios al extranjero, y después de varias noches en blanco, este exjefe de ventas terminó hace seis años en un hospital, víctima de una hemorragia meníngea.
Yamashita, de 53 años, sobrevivió al cabo de tres semanas en cuidados intensivos, pero se quedó ciego.
Igual que este ejecutivo, muchos trabajadores japoneses aceptan sobrecargarse de trabajo en detrimento de su familia o de su salud, una situación que produce cada año varias muertes por ictus, crisis cardíacas o suicidios.
Este fenómeno está tan extendido en Japón que se le da un nombre, "karoshi" --literalmente "muerte por exceso de trabajo"-- y es reconocido como una enfermedad profesional.
Sin embargo, el mes pasado el gobierno conservador de Shinzo Abe aprobó una reforma que autoriza a las empresas a suprimir el pago de horas suplementarias, a partir de las 40 horas semanales y para quienes ganan al menos 10,75 millones de yenes anuales (80.000 euros, USD 90.000).
En 2013 se registraron 196 muertes y suicidios debido al exceso de trabajo, de acuerdo a Shigeru Waki, profesor de la universidad Ryukoku.
Con esta nueva ley, jefes de empresa ya no tendrán modo de comprobar el número de horas suplementarias trabajadas, y por ello será más fácil evaluar la magnitud del problema.
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