Muchos estudiantes prefieren repasar sus clases en la noche e incluso en la madrugada, debido a que consideran que tendrán mayor concentración, en algunos casos; o por el largo trajinar del trabajo en la mañana, en otros. Para esto, es necesario tener en cuenta algunos detalles.
En primer lugar, hay que crear una rutina de estudio, fijando un horario específico para ello, de manera que el cuerpo y la mente se acostumbren. Luego, hay que elegir un lugar adecuado. Hay que hacerlo en la mesa y no en la cama; de lo contrario terminarás abrazado a tu libro. La iluminación también debe ser la adecuada, porque los ojos se cansan más rápido cuando solo hay luz sobre el objeto de estudio, y toda la sala está a oscuras.
El estudio no debe ser motivo de martirio: hay que hacerse amigo del curso que uno estudia. Una ayuda puede ser escuchar música a bajo volumen o tomando alguna bebida que te guste. En ocasiones puedes hacerlo con amigos que también elijan la noche para estudiar. Pueden hacerlo online. Y finalmente: muévete. Mucho rato quieto puede generarte sueño. Lee en voz alta, cambia de postura o da paseos cortos. Siguiendo todos estos consejos tendrás una jornada noctámbula y productiva de estudio
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