sábado, 15 de noviembre de 2014

LA CAIDA DEL MURO DE BERLÍN Y LOS CAMBIOS QUE SE PRODUJO EN EL MUNDO

Sobre el libro de Michael Meyer que narra la caída del muro de Berlín
 El año que cambió el mundo
Hace exactamente 25 años, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, sucedió uno de eso grandes hechos que marcan el paso de una etapa de la historia a otra: la caída del Muro de Berlín, que dividía a la Alemania Occidental de la Alemania Oriental. Con él cayó el orden geopolítico que imperaba en todo el planeta desde el final de la Segunda Guerra Mundial, basado en la polarización oriente-occidente, capitalismo-comunismo, y se dio paso a la globalización, el liberalismo y la economía de mercado. Y aunque hay muchas versiones sobre los hechos de esa noche, la más autorizada y mejor informada es la del periodista norteamericano Michael Meyer en su libro El año que cambió el mundo. La historia jamás contada de la caída del Muro de Berlín (Planeta, 2009).
Meyer se hizo conocido como director de Comunicaciones del actual Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon; pero antes de eso se desempeñó como jefe de los corresponsales de la revista Newsweek en la región de Alemania, Europa Central y los Balcanes, entre 1988 y 1992. En esa condición fue testigo de hechos que fueron creando las condiciones necesarias para el gran cambio: en Polonia (relacionados con el renacer de Solidaridad), Rumania (la Revolución de Terciopelo) y la antigua Checoslovaquia. Todos ellos son analizados en este libro desde la perspectiva de la caída del muro, que Meyer vivió desde el lado oriental de Berlín y que rememora con profusión de detalles.
Esos movimientos políticos habían despertado la conciencia de los alemanes orientales, quienes, entre otras libertades, exigían poder cruzar la frontera hacia la otra Alemania. Así, a partir de las 7 de la noche de ese 9 de noviembre, algunas docenas de manifestantes se congregaron alrededor del Muro, lleno de torres de vigilancia y alambres de púas. Pocas horas antes, el jefe del partido comunista de la RDA, Egon Krenz, había dado a su portavoz Gunter Schabowski un nuevo decreto que permitía a los alemanes orientales contar con un pasaporte. Era una medida en la línea de apertura de los ya mencionados regímenes comunistas de la región. Según Meyer, Schabowski hizo el anuncio oficial de esa medida de una manera un tanto ambigua. Esto motivó a miles de personas (que pensaban que se había ordenado la apertura del muro) a sumarse a la manifestación gritando “¡Abran!, ¡Abran!”. En palabras de Meyer:
«La multitud había crecido demasiado rápidamente. Llamadas telefónicas atemorizadas cruzaban arriba y abajo el Muro, desde las fronteras y los cruces al Ministerio del Interior, en vano. El oficial a cargo de la barrera cogió el teléfono. Silencio. Nadie tenía ninguna respuesta. Otros responsables de las fronteras se sentían tan confusos como él. Quizá le acababan de informar de que el cruce de Bornholmerstrasse, al norte, había abierto sus barreras hacía unos minutos. Quizá tomó su propia decisión. Quizá le apetecía. Fuese como fuese, a las 11:17 p.m. se encogió de hombros, como si dijera: “¿Por qué no?” y ordenó: “Alles auf!”,“Ábranlas”, y las pesadas puertas se abrieron».
Los alemanes orientales cruzaron masivamente el Muro, y fueron cordialmente recibidos por los alemanes occidentales. Lo que pasó después, comenzando con la reunificación alemana, ya es parte de la Historia.

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