MASCOT es la
abreviatura de Mobile Asteroid Surface Scout, un objeto espacial en
forma de cubo que salió de Alemania a bordo de la sonda japonesa de
investigación Hayabusa 2. Esta sonda navegará durante cuatro años por el espacio hasta llegar a su destino: el asteroide 1999 JU3.
Cuerpos como este son restos procedentes de la fase de formación de los
planetas y permiten a la ciencia mirar atrás en el tiempo hasta la fase
embrionaria de planetas como la Tierra o Marte.
Archivos volantes
Los asteroides surgieron a raíz de una enorme
nube de polvo y gas hace más de 4.500 millones de años. Aglutinándose,
la materia incandescente formó cuerpos cada vez más grandes hasta formar
los llamados protoplanetas debido a la acción de la gravedad.
Alrededor de Júpiter, no se produjo este
fenómeno y las rocas quedaron ancladas en su fase primigenia formando un
cinturón de asteroides entre Júpiter y Marte. La enorme gravedad del planeta gaseoso desvió algunas de éstas acercando sus órbitas a la tierra como el asteroide 1999 JU3. Todo un germen de planetas donde se conserva el material originario de nuestro sistema solar.
“Nuestro asteroide destino es una de las muestras más frecuentes de asteroides”, aclara el profesor Ralf Jaumann, de instituto DLR
de Investigación Planetaria en Berlín: “Las medidas tomadas con el
telescopio desde la tierra indican que puede incluso tener agua”. Un
hecho que, de comprobarse, podría suscitar la pregunta: ¿Llegó el agua a
nuestra tierra a través de asteroides?
Al llegar a su destino, la sonda espacial Hayabusa 2 girará alrededor del asteroide para cartografiarlo. Posteriormente, soltará el robot de tierra MASCOT,
un cuerpo de 10 kg en forma de cubo que caerá desde 100 metros de
altura. “Es importante dejarlo caer en el momento justo”, aclara la
doctora Tra-Mi Ho, directora del proyecto en el instituto DLR de Bremen. Un reto de alta precisión en un asteroide de tan solo un kilómetro de diámetro y una gravedad mucho más baja que la Tierra.
Un salto para la ciencia
A través de sus sensores, MASCOT
podrá distinguir entre arriba y abajo y orientarse en el aterrizaje.
Cuando haya recogido todos los datos en una posición, un brazo mecánico
le impulsará para saltar hasta una distancia de 70 metros y continuar
sus mediciones. El robot cuenta con cuatro instrumentos de análisis a
bordo. Midiendo la temperatura y el magnetismo de la piedra, debería
identificar los minerales y piedras que componen el astro. Además, una
cámara especial hará fotos de la superficie para recabar información
sobre la estructura del suelo. El análisis conjunto de los datos debería
permitir reconstruir la historia del desarrollo del asteroide.
A su vez, la Sonda espacial Hayabusa 2
se dedicará a recoger pruebas del suelo. Para poder llevarlas a la
Tierra, dejará caer una especie de trompa con el que aspirará partículas
despedidas por impactos de proyectiles disparados. MASCOT
es la pieza clave de todas las mediciones, explica Tra-Mi Ho. Algo así
como un enlace entre los datos de la sonda y los análisis de las
pruebas. Además, el cubo robot lleva grabados nombres y mensajes, para
que sus señas de identidad permanezcan para siempre en el asteroide.
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